miércoles, 28 de abril de 2010

ANA


No encuentro lúdicas las formas de las letras, ni me interesa perderme en el alegre, ni el oscuro sinsentido  del sonido de ninguna por sí misma.  No les amo. No amo libros ni palabras, no tengo favoritos, y tengo qué decir que tampoco les temo. El mundo se puede volver un mejor lugar gracias a ellos sin mí.

¿Y qué?
Cuando yo muero ninguna letra pierde las ganas de vivir. Si yo quisiera llorar nadie renunciaría a las llantas de su auto, a llenarse la boca de dulces o a ignorar la lluvia en la ventana.

Es tan inútil amar a las letras como guardar un secreto. En mi vida es así. A todos ustedes no los entiendo.

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