sábado, 11 de noviembre de 2017
Anestesia
Me acuerdo de saltar en una malla elástica y de esa sensación de salir disparada, perder el control de mi movimiento y entregarle mi cuerpo por un momento a la gravedad. De que sea mi pecho el que atraviese el aire y no algo que sigo con la mirada. No sé cómo funciona pero es una anestesia de lo más eficaz.
Recuerdo haber golpeado el suelo con los pies con tanta fuerza que me parecía estar volando. Dar vueltas, desprenderme de la tierra y sentirme libre de tiempo en tiempo al bailar.
Grito: ¡Háblame!
Grito: ¡Ven! Cuéntame un cuento en el que las sombras me brinden consuelo.
viernes, 22 de septiembre de 2017
Imperfecto
Otro día, después, soñé que caminaba en la playa y recordaba haber escrito en la arena. Agachaba la cabeza y sentía que la arena estaba imantada, me jalaba de la mirada, no de los ojos. Del calor, no de la piel. Me recostaba sobre la arena y desde ahí escuchaba tu nombre con toda claridad. La boca se me llenaba de algo dulce.
Siempre me pregunto por qué narraré los sueños en copretérito. Nunca me pregunto por qué me dará por preguntarme sobre el presente en futuro imperfecto.
jueves, 21 de septiembre de 2017
La palma
mirando la ventana
per secula seculorum
sin pensar nada
sin pensar algo
nada es importante:
un pájaro
la hierba mala
las nubes
el universo.
Un día me miro
a mí y a la perra
me parece que somos algo hermoso
mirando el cielo
y la palma
o un pájaro
detrás de la ventana.
Por un tiempo breve
mas doce semanas
viví convencida
que había algo más que aire
nubes
hierba
hierba
palma
pájaro
ventana
perra
y Paula.
jueves, 6 de julio de 2017
Pájaros
Hace un par de semanas empecé a darme cuenta de los pájaros que se meten a mi patio. Hay uno en la escalera de fierro. Me causa una gran ternura pensar que me mira, aunque es muy probable que yo le parezca un monstruo.
miércoles, 12 de abril de 2017
Jacopo
Hace tanto calor que es mejor no moverse. No me muevo de casa. Un recuerdo pasa muy despacio frente a mí, se resiste a caer: es el nombre de un extranjero, pero no tengo idea de quién es. Tal vez lo conocí en internet o en el año en que llegué a Querétaro. Tal vez lo conocí en internet en el año en que llegué a Querétaro. Ese nombre no me lleva a ningún rostro. No lo reconozco. Es como el eco de la voz de un fantasma. Podría ser agradable, tal vez hablé con él. En algún momento dejó de importarme y ahora no sé quién es. Hay demasiada gente en mi vida. Estoy más acostumbrada a topar en la calle el rostro de un desconocido conocido. Como el poema de José Luis (Qué extraño tan diferente, pero este sería "qué extraño tan conocido"). En la calle hace tanto calor que es mejor no moverse. No lo conozco. Mi mente se ha convertido en un mueble viejo y yo soy la necedad absurda y soberbia de todo tiempo pasado fue mejor. No sé por qué pienso en cosas como esta, en este clima. No estoy segura de la lógica en refrescarse con silencio. No me conozco. Tal vez mi vieja mente me lo puso enfrente para hacerme despedir de él.
jueves, 23 de febrero de 2017
De cuando me da por hacer lo que se espera de mí
Me parece igual de coherente volver a nacer o haber nacido después de la muerte que no hacerlo con el cuerpo ni con la mente ni con el nombre ni con el rostro ni con el agua ni con los pies helados a las tres de la mañana ni con la preocupación ni con la forma de llamarla en lugar de angustia o maternidad en lugar de pose, posesividad.
Ni con las ganas de llorar que nada más se quitan llorando ni con las ganas de llorar que no se quitan ni con el llanto ni volver a nacer con el puro llanto de la otra vez. El llanto, el dolor, para qué volver a nacer y dar las gracias. Pero gracias. Así me enseñó mi madre.
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