lunes, 26 de abril de 2010

el pueblo 1

Casi todas las historias comienzan así: "yo tenía diecisiete años...". Luego hay que enterarse de alguien más, un él o una ella. A veces ellos o ellas. Casi siempre se sabe también el dónde. Y casi, casi siempre con eso es suficiente para saberlo todo.

Esta vez el dónde hasta los diecisiete años, me ha hecho el resto de la vida tanto como mi nombre. Llevo la calma y la pequeñez de mi pueblo conmigo y en mí se repite el ansia y el desconcierto de crecer, el vértigo de dejar de ser un lugar pequeño y simple y llenarse de gente, de nombres y de expectativas casi siempre descontroladas, hasta perder la noción de lo que se es o protegerse de la locura en alguna ficción... o en la locura de alguna ficción.

No creo que exista algún lugar dónde crecer en el cual nadie pueda volverse loco.

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