
Déjese caer todas las veces que sea necesario. A placer use la memoria para olvidar esas caídas. Reconozca sus propios límites al cruzarlos: su punto de risa, de llanto, de grito y de silencio. Adminístrelos libremente. Lave la ropa, saque la basura, seque el sudor. Juegue cada mañana a la sorpresa de una dificultad distinta a las anteriores al comenzar cada día.
Doña vertiginosa libertad nunca deja sus instrucciones sino, a veces, algunas señales para seguir recreando rutas. Seis líneas y entre letras se lee bastante.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Caro, qué buena sorpresa.
ResponderEliminar