martes, 17 de febrero de 2015

Joven


Me regalaron un recuerdo que ya he empezado a usar, como si fuera un caramelo muy grande. Hoy leo que los recuerdos envejecen, que sólo la fantasía, lo que nunca ocurrió, permanece joven. Mi recuerdo no es perfecto, sin embargo no puedo sentir recelo por la fantasía, por su perfección o por su intemporalidad. Planeo saborearlo hasta que se disuelva aunque se disuelva. Puede ser mi cigarro, o mi chicle para dejar de fumar. Apenas unos días y ya empieza a gustarme tanto que lo detesto. Por ser un recuerdo.

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