Quiero comerme al mundo.
Lo único que hay en la calle son hombres que caminan con bastón. El orden, me digo, viene al final. Al final llegaré a este instante sin haber reprochado a mi madre que el paraguas azul no me sirva de bastón, tenga las puntas blancas, y vaya a durar toda la vida.
Mezquina o pobre: no tengo un solo abrigo que no haya gastado por dentro, de frío y con fervor. No tengo un pedazo de piel que no haya gastado de frío.
Hambre
no tengo
frío.
Madre
no tengo
bastón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario