Los primeros versos del huapango hacen el día. Como si fuera el primero de todos los días del mundo.
Como si fuera el último, pienso. Era el único y sólo ocurrió en mi mente.
Una boda. Que se sabe inecesaria para el mundo. Nuestra boda en nuestra alma. Las sonrisas de amigos y el huapango. En nuestra mente. Los buitres. Una boda en la que nunca decidimos qué dar. La amargura de mis padres porque sabemos de qué se trata el matrimonio: en mi mente.
El día hecho de huapango, nuestra boda ocurre sólo en nuestra mente. En nuestro corazón. En el futuro incierto dentro de tres meses. Me convenciste de hacerlo en esta casa. No tuviste que hacer mas que decírmelo para convencerme. No tuviste que convencerne de no hacerlo en Tlalpujahua.